No tienen la misma experiencia. Sus escalas de valores y prioridades también se diferencian entre sí. Asumen la vida de manera distinta y, por supuesto, el significado del trabajo es disímil. Nos referimos a los colaboradores que pertenecen a alguna de las cuatro generaciones activas en el mercado laboral y que conviven cada vez más en cualquier empresa, aun cuando no compartan ni los mismos conocimientos, necesidades o formas de proceder en materia de trabajo.
Y es que no podemos negar que las diferencias generacionales existen. Alguien que haya nacido en la década de los años sesenta no puede asumir de manera igual una situación laboral a alguien que nació a comienzos de este siglo XXI. El primero tendrá mucha más experiencia en el campo, mientras que el segundo probablemente se aboque a la tecnología para resolver el mismo problema.
Entonces, si en los entornos laborales las plantillas son cada vez más heterogéneas en cuanto a la edad, saber gestionar a las generaciones es un arte necesario para procurar una buena convivencia entre todos los trabajadores, así como para alcanzar los objetivos empresariales, con eficacia y productividad, y fomentar un mayor compromiso laboral por parte de todos.
Por tanto, aprovechar lo mejor de cada uno de los mundos generacionales es el gran reto de las pyme de hoy. Esto solo se puede hacer conociendo las características que definen a las distintas generaciones. A los baby boomers (nacidos antes de 1965) se les consideran veteranos o seniors. Ellos esperan de su trabajo, más allá de la remuneración, la estabilidad y la seguridad. Por su parte, a generación que les sigue, la X (que son los nacidos entre 1965 y 1980), aun cuando son flexibles, aprecian las estructuras de trabajo tradicionales y son los que ocupan hoy día muchas posiciones de liderazgo. Ellos se adaptaron al voraz desarrollo tecnológico que caracteriza al mundo, algo que quizá le haya costado más a los baby boomers.
En cuanto a la generación Y (quienes nacieron entre 1980 y 1995, aproximadamente) son los popularmente conocidos como millennials. Ellos esperan como ningún otro profesional que su opinión se valore, les gustan los retos, no le temen al cambio y su gran aporte se orienta hacia el conocimiento digital y tecnológico, así como a la creatividad. Y la generación Z, la cual es la más joven, es la que está recién ingresando al mercado laboral. Son nativos digitales por excelencia y aprecian el multitasking, así como trabajar en equipo.
La convivencia de estas cuatro generaciones en una empresa es muy interesante. Las dos primeras pueden aportar madurez y experiencia, lo que ofrece perspectiva, por tanto pueden actuar para brindar asesorías y mentorías exitosas, sobre la base de su trayectoria. En cambio, la visión de las generaciones más jóvenes es mucho más audaz y su abanico de soluciones puede estar orientado hacia la innovación, la inmediatez y lo digital.
Como líder puedes fomentar el respeto ante la visión de cada una de las generaciones que hacen vida en tu organización y buscar así las vías para que todos los integrantes se sientan valorados, independientemente de su edad, funciones o cargo. Si tu deseo es que los empleados de tu empresa convivan de manera armoniosa, todos requieren de motivación y retroalimentación positiva, además de una visión empresarial que reconozca el valor y los aportes de cada generación.
Además, será necesario fomentar actividades para acercar a los colaboradores, independientemente de su edad. Por ejemplo, aplicar una estrategia tan tradicional como el intercambio interpersonal y la comunicación cara-cara, sin dejar de lado la tecnología, por supuesto, es recomendable. Considera que si todas las generaciones entienden que pueden aprender mucho la una de la otra, serán mucho más abiertas y receptivas, lo cual promoverá no solo un ambiente laboral armonioso, sino mucho más productivo.
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